Iván Ferreiro ofreció un concierto anoche en el teatro auditorio de Pola de Siero en Asturias junto a su hermano Amaro. Solos en el escenario para repasar buena parte de su discografía en solitario y también durante la etapa de Piratas del primero.

Iván Ferreiro dice que viene a cantar «toda nuestra basura» y arranca con ‘Me toca tirar‘. Si llamamos basura a la amalgama de sentimientos encontrados que se pueden atesorar a lo largo de una vida, vale. El desencanto, la duda, la desesperanza, el rencor o la sospecha forman parte del sentir humano tanto como la alegría desbordada o cualquier profusa manifestación de sentirse bien. Sin embargo, por alguna razón que quien escribe aún no ha desentrañado, lo cierto es que cantar sobre las miserias humanas es más recurrente, más impactante y más contagioso. En el desconsuelo los seres humanos desarrollamos más empatía con esas letras certeras que vienen a describir lo que pensamos aun incluso de que dichos pensamientos hayan cobrado forma.

«Tengo la sospecha de que todo lo que empieza acaba mal», expresa el gallego en ‘Paraísos perdidos’, segundo tema del concierto. Se sucedieron muchos otros: la preciosa ‘Jet lag’, una de las joyas de ‘Mentiroso mentiroso’ (2008); ‘Tristeza’ (‘Las siete y media’, 2006) y su modulación de la voz ambigua y sensual; y entramos de lleno en lo que Ferreiro denomina ‘la zona sucia‘, y que no es ni más ni menos que tres canciones que refuerzan la idea de hablar sobre las penurias como fórmula de expiación: ‘Extrema pobreza‘, un canto a la miseria personal («ser tú un miserable cuando ya no le puedes echar la culpa al otro»), ‘Ciudadano A‘ (una de los escasos temas en que Ferreiro abandona el intimismo para hablar de la miseria social) y ‘Fahrenheit 451‘, que Amaro calificó como la «miseria infantil», inmadura.

Tras esta zona cenagosa, Ferreiro vuelve a zambullirse en sensaciones más amigables. ‘NYC’, ‘Santa adrenalina’, ‘Canciones para el tiempo y la distancia’, ‘Mi furia paranoica’ o una canción nueva para el disco que, según cuenta el exPirata, empezarán a grabar en junio, ‘Blattlestar galáctica: una inquietud persigue mi alma’. Sigue con ‘Rocco Sigfredi‘, otra de esas canciones en las que Ferreiro parece desvelar la receta de su éxito: «Algo de autodestrucción / y una pizca de placer / kilos de insatisfacción / y una oreja más que conquistar».

Antes del primer bis, aún llega ‘El equilibrio es imposible‘, patrimonio de la humanidad de Piratas que vino de la mano del disco ‘Ultrasónica’ y que, doce años después, conserva toda vigencia y garra. Tras un corto descanso, Iván vuelve solo con ‘Inerte’ (‘Relax, 2003), otro de los guiños a su etapa anterior.

Ferreiro sorprende después con el clásico ‘Destruye‘ de Ilegales, una versión que le mereció el reconocimiento del propio Jorge Martínez. Y toda la artillería pesada para culminar un concierto que prometía desde el principio. ‘M’, ‘Vidas cruzadas’ de Quique González, ‘Años 80’, ‘Promesas que no valen nada’. Y otro descanso.

Amaro acompaña a su hermano en la recta final. «Lo nuestro es como un tornado», canta, o lo que es lo mismo, ‘Piensa en frío’. ‘El viaje de Chihiro’, ‘Días azules’, la espléndida ‘Diecinueve’ de Maga… Y ‘Turnedo‘. Lo que viene después en realidad no es un adiós, sino un hasta luego.