El segundo disco de los californianos Foxygen, we are the 21th century ambassadors of peace & magic, llega para quedarse.

Una de las máximas en el mundo indie puede ser la siguiente. Si un disco aparece en las páginas de Pitchfork como Best New Reissue, tienes que rescatarlo de tu discoteca. Reescucharlo. Si aparece como Best New Music, y clasificado por encima del 8, en la archidebatida y a la vez alabada (¿odiada?) escala del 1 al 10, ponte a buscarlo. Spotify, Youtube, Goear, Radio City (uno de los últimos supervivientes independientes del vinilo en la capital) o los P2P. Pero ya.

Y después, a disfrutarlo. O criticarlo, o engrandecerlo. Recopilar la discografía completa, marcarlo con amarillo en la agenda del PSound u olvidarlo.

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Pues esta máxima se cumple con el segundo disco de Foxygen, we are the 21th century ambassadors of peace & magic (jagjaguwar 2013). En su disco de debut, take the kids off broadway (2012), los jovencisimos Sam France y Jonathan Rado se encaminaron por el turbio camino del psico-glam rock. Sin grandes consucuencias para la escena y con año de diferenica nos han presentado una continuación, o evolución, situandoles entre los Flaming Lips de los 90, los Beatles de Revolver, el Lou Reed de la Velvet, los inclasificables The Moldy Peaches y los actuales reyes de la psicodelia Tame Impala.
Son solo 9 canciones, 36 minutos, pero multitud de sensaciones. Pasado, presente, futuro. Pop, psicodelia, bowie, dylan, rock… Aunque pueda resultar complicado de encajar un amasijo de influencias así, sí, estamos ante una auténtica maravilla. Y la joya de la corona se la lleva San Francisco, con una de las estrofas de lo que llevamos de 2013, I left my love in San Francisco (that’s ok, I was born in LA). Foxygen han sabido mezclar referencias para crear un sonido, que aunque no propio, si apetecible. Sencillez y claridad, sin grandilocuencias, pero con ironía y fluidez.
Os esperamos en mayo.