Ruidoblanco apura los últimos conciertos de su gira

Ruidoblanco tienen algo que les hace especiales. No son una banda con la que te pongas a pegar saltos como un loco en sus conciertos y sin embargo ayer en Galileo se vio a más de uno dando botes. Tampoco es una banda que desborde alegría pero viéndoles en directo a muchos no se les borra la sonrisa de la cara. Estos detalles son los que marcan la diferencia y hacen que grupos como ellos tengan un toque casi mágico.

El comentario sobre el juego de voces entre Salva y Cris no es nada nuevo; el hecho de que sus letras son tristes es algo manido y que estos chicos han superado hace tiempo, manejando con maestría a su favor. Saben crear momentos de gran intensidad sonora de manera muy acertada (se nota la mano del señor Suso Sainz) y ponerse intimistas cuando la situación lo requiere.

Ayer noche disfrutamos de unos de los conciertos que están dando los catalanes para finiquitar su gira. “Midiendo el tiempo con canciones” ha sido paseado por toda España con más de cincuenta actuaciones, una cifra más que decente para cualquier banda y la manera más pura de forjarse una carrera.

Pese a su juventud no tienen miedos y por eso se atreven a tocar como segundo tema de su setlist “Palabras que apagaron el incendio”, uno de sus temas más conocidos por haber sido grabado en el estudio junto a Iván Ferreiro. De normal estas canciones se suelen dejar para terminar el concierto pero ¡qué demonios! ¿no hemos venido a disfrutar? disfrutemos pues.

Este no es el único tema de referencia de la banda: “Ni las intenciones”, “Última versión de ti” , “El tipo más feo del mundo” o la coreada “Zumo de naranja con vainilla” sonaron potentes sobre el escenario de la Galileo. Hubo tiempo para ponerse tiernos con «la canción más moñas y corta que tenemos» – en palabras de Salva – “Tu héroe romántico” y de presentar algún tema nuevo como “Lágrimas” con partes en «guachipei». No quisieron dejar de tocar, aunque con un poco de miedo, su versión del gran clásico de Raphael “Como yo te amo”.

Un concierto muy bien presentado y que nos dejó un gran sabor de boca.

Antes que Ruidoblanco subiesen al escenario, disfrutamos del pequeño show case de Xavier Molero (Egon Soda,  Zahara, Ivan Ferreiro, Christina Rosenvinge, Fernando Alfaro, Shuarma,…) a la batería y Emilio Sainz a la guitarra, o lo que es lo mismo: Nothing Places. Este dúo produce un sonido cuidado, estudiado y dominado a la perfección. Crean una atmósfera sonora en la que no echas de menos a ningún otro componente.

Aquí no valen prejuicios de ningún tipo, no hay apadrinamientos, ni parentescos que valgan; la capacidad y la maestría con la que ejecutan sus temas está por encima de todo esto.

Así pues querido lector, si usted vee el nombre de Ruidoblanco o Nothing Places anunciando un concierto, le recomendamos que se acerque a verlos en directo porque la sinceridad de la música se muestra sobre los escenarios… y no dude que su calor es más que necesario para seguir manteniendo la llama que muchos últimamente se han propuesto apagar.