Siempre ha habido demanda de los álbumes de The Beatles en vinilo. En 2011, el LP de vinilo más vendido en Estados Unidos fue Abbey Road y tras el Grammy conseguido en 2009 por la remasterización de los CD, se decidió que los expertos de Abbey Road Studios de EMI se pusieran manos a la obra para crear nuevas versiones en vinilo de los LP de The Beatles. El proyecto ha sido realizado con la misma meticulosidad que en los CD: con absoluto compromiso y respeto por el sonido. Sin embargo, la cosa no ha sido tan sencilla.
El primer paso de la transferencia de una cinta master al vinilo es la creación de un disco que debe utilizarse durante la fabricación y el prensaje del LP. Había dos opciones a considerar. Un Direct Metal Master (DMM) desarrollado a finales de los 70 que permite que el sonido sea cortado directamente en un disco de acero inoxidable cubierto de una dura aleación de cobre. El método alternativo, más antiguo, es cortar el sonido en la suave capa de laca de un disco de níquel. Es el primer paso que lleva a la producción de un molde “madre” para prensar los vinilos.
Se realizó una escucha a ciegas para elegir entre ambos métodos, entre la laca y el cobre. La canción A Hard Day’s Night se escuchó con diez segundos de silencio al principio y al final, lo que permitió no sólo evaluar la reproducción musical, sino también el ruido producido por el vinilo en sí mismo. Después de muchas discusiones, se eligió el proceso de laca porque creaba un sonido más cálido que el DMM y porque había una calidad más consistente en el corte de los discos en blanco.
El siguiente paso fue usar el Neumann VMS80 de Abbey Road, una cortadora de vinilo. Después de varias pruebas mecánicas y eléctricas para asegurar su perfecto funcionamiento, el ingeniero Sean Magee cortó los LP en orden cronológico de lanzamiento. Utilizó el remasterizado 24-bit en lugar del 16-bit empleado en los CD. También se decidió no utilizar el limitador, un procedimiento para aumentar en nivel de sonido empleado en la mayoría de los CD de pop.
Después, Magee se detuvo en otros problemas que pueden surgir durante la reproducción de los discos de vinilo, para lo que utilizó una Digital Audio Workstation. Por ejemplo, cada LP de vinilo fue escuchado para detectar las clásicas distorsiones vocales que pueden producirse en palabras que comienzan con las letras S o T, y estos problemas fueron corregidos reduciendo mínimamente el nivel. De la misma manera, se corrigió cualquier deformación del surco capaz de producir distorsión. Cuando la aguja del tocadiscos se aproxima al centro del LP, se altera su lectura del surco, lo que puede afectar a las frecuencias altas y medias, produciendo un sonido más difuso que afecta especialmente a la voz. Las frecuencias problemáticas fueron detectadas y se redujeron sus niveles para compensar este defecto.
La última fase del proceso de masterización de los vinilos comenzó con la llegada de los primeros lotes de discos de prueba prensados, procedentes de dos fábricas diferentes. De nuevo se realizaron test de calidad para detectar cualquier ruido o clic, prestando especial atención si se producían en el mismo lugar del disco, lo que indicaría que habían sido introducidos durante el corte o el prensaje. En este caso, los discos eran rechazados. En la búsqueda de la máxima calidad, el equipo de Abbey Road trabajó estrechamente con las fábricas en todos los procesos.
Otro problema adicional fue asegurar la perfecta reproducción de los sonidos que aparecen al final de la segunda cara de Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, que siempre ha requerido un proceso largo y costoso para hacerlo correctamente. De hecho, era tan complicado que nunca se realizó en los prensajes del LP hechos en América. Sean Magee y su equipo han logrado que estos sonidos se escuchen perfectamente.
Los técnicos y expertos han trabajado mucho tiempo y de manera muy dura para que The Beatles en vinilo suenen mejor que nunca. Ahora, sólo queda escuchar el resultado y, sobre todo, disfrutar de la música.