Sólo existen dos tipos de personas que pueden subir a un escenario y sentirse seguras: las que tienen una voz auténtica para cantar canciones que ellas mismas han escrito, y aquellas a las que les sientan bien los sombreros. Fresneda canta desde las entrañas sus letras mientras mete la mano en un sombrero imaginario y va descubriendo cartas marcadas por artistas como Jeff Tweedy, Beck, Morrisey o The Band.
Existen también dos tipos de personas con mala suerte: las que no vienen de ningún lugar y las que no tienen a donde ir. Fresneda es afortunado porque después de una vida viajando por el mundo, vino de Londres y de un apartamento del Bronx para quedarse con el cambio y recorrer su Madrid, luego España y los escenarios, primero con Haciendo eses (2011) y ahora con ISC (2012), un segundo EP que se presenta como una de las mejores propuestas de este año.
Aquí se cruzan lo sencillo y lo experimental, haciendo de Fresneda un purista innovador, que en esa contradicción encuentra su sitio y su sello. Vuelve por su propia puerta de entrada a lugares ya pisados y tira los muros abajo, para levantar otros nuevos con los que dibuja sus propios laberintos.
Desfilan en ISC historias corrientes narradas con sorprendente originalidad y tanta sensibilidad que es difícil no sentir como Fresneda te desnuda a medida que desvela sentimientos que pensabas que escondías en tu interior. Las canciones que van apareciendo están llenas de destellos, se mueven de sitio según las oyes y te saltan a la espalda una y otra vez, viajando simultáneamente en direcciones opuestas, porque si por un lado suenan radicalmente vanguardistas, por otro tienen un aroma clásico.
Fresneda es ya un estilo y un tipo de rock, y estará haciendo música toda la vida, de eso podemos estar seguros. Y toda la vida empieza ahora.