Algunos estilos musicales son algo más que una etiqueta genérica, su origen está en la propia tierra, son parte de la cultura de un pueblo, músicas con raíz. Es el caso del Flamenco en España o el Blues en Estados Unidos. Se convierten en un gran tronco, del que nacen muchas ramas, distintas entre sí, que crecen en direcciones opuestas, pero que siempre llevan en su ADN ese rastro común. En muchas ocasiones, estas músicas de raíz son más importantes por su influencia en otros estilos que por su propio legado musical.
En el caso del blues, podemos ver varios ejemplos actuales muy significativos que ilustran esta idea.
Los Rolling Stones, aunque no sean precisamente unos chicos nuevos, siguen vigentes hoy en día como un grupo de referencia del Rock. Su educación musical muy cercana al blues, es evidente. Han grabado temas con algunas de los bluesmen más importantes, como B.B. King, Howlin Wolf o Muddy Waters, en sus conciertos son habituales versiones de grandes clásicos como “Mannish Boy” y todos ellos forman parte de la generación de músicos británicos que a finales de los 60 resucitaron el Blues, junto a Eric Clapton, Steve Winwood o John Mayall.
Un grupo de actualidad, aunque su trayectoria arranca en 2002, Black Keys, muestran esa impronta con bastante claridad. Canciones como “Your Touch” o “Lonely Boy”, tienen corazón de blues, aunque suavizado por sonidos más eléctricos y dinámicos, mas bailables. Señala también esa cercanía, el hecho de que uno de los componentes del grupo, Dan Auberbach, es el productor del último disco de Dr. John, músico de gran importancia del Blues de Lousiana.
Si seguimos con cierta atención el bagaje artístico de uno de los personajes más interesantes de las últimas décadas, Jack White, tanto en White Stripes, Racounters o en solitario, la huella que ha dejado el blues en él es innegable, no tanto en su producción musical, como en su visión de la música, su concepción de esta como una pulsión, emocional, con un fuerte componente visceral. Esta visión se aprecia con gran claridad en el documental “It might be loud” donde comparte protagonismo con Jimmy Page y The Edge (documental absolutamente recomendable para cualquiera al que le guste la música). En él, podemos verle interpretar “Sitting top on the world” en el que toca el piano mientras patea en el suelo o emocionarse mientras escucha una canción del gran Son House, uno de los padres del blues más primario.
Para terminar, el ejemplo más cercano y reconocible para los que sois asiduos de esta página, los chicos de “Peachy Joke”, bastante habituales por aquí, con razón porque son muy buenos, que según sus propias palabras buscan “tocar rock a toda caña” y lo consiguen sin duda, con un sonido potente y limpio. En algunas de sus canciones tienen un regusto a Rythm and Blues, sobre todo en su armónica poderosa y la Slide Guitar rasgando notas. Es cierto que es solamente una de las múltiples fuentes en las que beben, como el Rock de los 70 o grupos como Mando Diao. Casualmente, entre sus influencias mencionan a Jack White.
La idea de este post es únicamente mostrar a través de estos ejemplos, que la música actual puede beber de las fuentes más clásicas, sin perder su frescura, que tradición e innovación son perfectamente compatibles.