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20/04/2012. Pabellón Madrid Arena.
Sala&The; Strage Sounds, La Habitación Roja, Sidonie, Los Campesinos!, The Pains of Being Pure at Heart, The Whip.
(4.500 personas en el momento álgido)
El Madrid Arena es un recinto fantástico, desde luego. Con gradas móviles y facilidad de accesos, es difícilmente entendible que no se le dé más uso para organizar eventos, especialmente conciertos de capacidad media en los que un Palacio de los Deportes con sus 15.000 personas se queda grande, pero una Riviera con 2.500 se queda más que pequeño. Habría que recordar a los promotores musicales y a los responsables de Cultura del Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid que tienen en la Casa de Campo un recinto versátil y cómodo prácticamente desaprovechado.
El Jack Daniel’s Music Day… Bien, segundo año que se celebra, y segundo éxito rotundo (en palabras del jefe de prensa).
Las laaaargas colas para recoger las invitaciones y entradas hicieron que nos perdiéramos el concierto de Sala&The; Strange Sounds, aunque les vimos hace un mes escaso en la Sala Taboo y comprobamos que la fama que se han forjado en el circuito de conciertos de Madrid está completamente justificada. Un directo limpio y potente que nos habría gustado presenciar en el festival.
Finalmente entramos al recinto a eso de las 19:20, cuando La Habitación Roja estaban descargando su arsenal de estilo indie-britpopero sobre las 600-800 personas que se encontraban ya en el recinto. Les vimos en la FNAC el miércoles anterior y la verdad es que tanto en acústico como en eléctrico son una gran banda.
Consiguieron hacer bailar al respetable en repetidas ocasiones. Algunos Indestructiblesen las primeras filas pensaron que Van A Por Nosotros y sin darse La Segunda Oportunidad saltaron y corearon cada tema para Hacerte Recordar que La Habitación Roja tienen muchas papeletas para volver a encabezar festivales como éste.
Los ocasionales problemas de sonido (algo de confusión sonora, y algún acople ocasional en el micrófono de la voz principal, algo que se repitió en los grupos siguientes y que en todo caso es culpa de los respectivos ingenieros de sonido) no restaron al concierto ni un ápice de El Resplandor que le correspondía por pleno derecho. En definitiva, Fue Eléctrico el concierto de Ayer,y cumplieron su papel con creces.
Unos veinte minutos después de terminar La Habitación Roja, y siempre cumpliendo escrupulosamente los horarios estipulados en el programa del festival, saltaron (literalmente) al escenario Sidonie. Conocidos de sobra por el público que en esos momentos ya comenzaba a llenar la pista del Madrid Arena (unas 1.500 personas ya), Marc, Jess y Axel salieron a comerse sus 45 minutos con patatas, y el público les puso el ketchup y la mostaza.
Demostraron que tienen un Alma de Goma, descargaron La Tormenta de sonido y hasta se atrevieron a decirnos que All I Have To Do Is Dream con los Everly Brothers sin que el concierto decayera y manteniendo al público Fa-Fa-Fascinadoen todo momento.
Jess se sale del molde de bajista aburrido, y es un comunicador nato; no dejó de animar al respetable en ningún momento y, al más puro “estilo Flea”, saltó, brincó, gritó y se desgañitó por el escenario en un puro ejercicio de rock’n’roll aplicado. Jesús incluso se atrevió a hacer La Sombra de la grulla durante el interludio psicodélico de El Incendio(su última canción), momento adecuadamente fotografiado hasta la saciedad por los cada vez más numerosos asistentes:
Al terminar el (corto) concierto de Sidonie, fue el momento de Los Campesinos!, que con la misma puntualidad que los grupos de antes y los de después- salieron al escenario a las rigurosas 21:55. Con By Your Hand pusieron a las 2.500-3.000 personas que en ese momento se agolpaban en la pista del Madrid Arena a saltar y a corear su pegadizo estribillo. Son un conjunto de siete galeses que practican un indie-pop vitaminado, una suerte de mezcla entre la vertiente fiestera de Arctic Monkeys y la más popera de Arcade Fire… Intentando obviar la más que evidente debilidad que un servidor tiene hacia Los Campesinos!, hay que reconocer que estuvieron por encima de lo que se esperaba de ellos. También es cierto que ver a un grupo al que se sigue desde hace años en la primera fila dificulta la tarea del cronista.
Abstrayéndonos, podemos concluir que tuvieron una intervención más que correcta en sus 55 minutos de concierto, con algunos momentos realmente destacables como la mencionada By Your Hand, Romance Is Boring, Letters For Your Girlfriendy la archicoreada You! Me! Dancing!, que bailaron hasta los guardas de seguridad (true story). Gareth, el cantante/panderetista/teclista es un frontman de los que ya no quedan, un cruce entre Jim Morrison y Liam Gallagher que tan pronto le da la espalda al público para hacer un arreglo con el sintetizador como se arroja a cantar su último tema entre las primeras filas de seguidores:
Tras terminar su notable actuación con la oscurísima The Sea Is A Good Place To Think Of The Future y con Baby, I Got The Death Rattle, Los Campesinos! se marcharon sin darnos la oportunidad de corear la grandísima Sweet Dreams, Sweet Cheeks con la que suelen cerrar sus conciertos. Cosas del horario, supongo.
El caso es que era el momento de los esperadísimos The Pains Of Being Pure At Heart, que a pesar de haber tocado hace unos pocos meses aquí en Madrid (el 9 de enero de este año) consiguieron reunir a la mayor asistencia del festival. 4.500 personas dispuestas a bailar y corear todas sus -muy parecidas- canciones. Los newyorkers tienen un estilo propio, que se podría definir como un pop-rock con claras influencias de grupos shoegazers como My Bloody Valentine o Black Tambourine.
El público estaba claramente predispuesto a pasar un buen rato con «los Pains» así que todo les fue sobre ruedas. Incluso el sonido, que se había mantenido mediocre, pareció mejorar ligeramente (eso sí, mediante notables ajustes por parte del ingeniero de sonido de turno entre la tercera y la cuarta canción). Empezaron con This Love Is Fucking Right, que seguida de Belong tienen que ser por imperiosa necesidad dos de sus mejores canciones. Tras eso, cierta apatía en la irregular voz de Kip y en una notable equivocación en un tema (cuando colocó la cejilla de su guitarra en el 2º traste en lugar de en el 4º y estuvo tocando fuera de tono durante casi toda Higher Than The Stars) hicieron que el concierto decayera un poco, pero Heart In A Heartbreak es un chute de indie-adrenalina y levanta a un muerto si hace falta.
Una a una fueron desgranando muchas de sus mejores canciones, incluyendo una versión ‘stripped down’ de Contender, que Kip ejecutó con maestría, y versiones espídicas de Falling Overo Come Saturday, probablemente la más coreada junto a Young Adult Friction (curiosamente, la única afectada por los acoples que tanto habían molestado a Sidonie y Los Campesinos!). Strange cerró el concierto de los Pains, que ignorando los -escasos- gritos pidiendo un bis cumplieron al milímetro con su horario y tras una hora y cinco minutos, se despidieron (en español) y nos dejaron con una pista semi vacía y ganas de más.
Problemas ajenos hicieron que nos tuviésemos que marchar antes de que The Whipasaltaran el Madrid Arena con su contundente electropop. Así que siguen sin tachar en nuestra lista de artistas pendientes por ver en directo.
En resumen… Un festival correcto, en el que en ciertos momentos se acusó la falta de asistencia (llegamos a la primera fila por el éxodo generalizado que se produjo al terminar Sidonie, y que se repitió tras cada una de las actuaciones) y el pobre sonido (lo cual también es ciertamente entendible, usando el mismo equipo sonoro para una banda de tres integrantes que para un grupo de siete) pero que en general cumplió con las expectativas de la organización y del público. A nivel personal, probablemente asignamos el primer puesto del ranking a Los Campesinos!, aunque la opinión generalizada pareció ser de victoria compartida entre Sidonie y los Pains. De cualquier manera, la noche terminó con un servidor saboreando de camino al metro de Lago su “consumición”, que en vez de un cubata fue una hamburguesa que, a la una y cuarto de la madrugada y después de casi seis horas saltando y cantando, no es nada más y nada menos que un trozo de paraíso.