La banda afincada en NY lo puso todo por su parte… un repertorio de veinte temas, un juego de luces propio que imita las antiguas luces de los teatros creando una sensación de cercanía con el público y la emoción de Lorca por volver a casa: «…hoy me desperté a las 6 en el autobús y les dije al resto: ¡esos son los picos de Europa!»
Se les ve gozando de buena salud musical y que se siguen reinventando a cada paso que dan. Por el momento para la gira, aunque se les ve con ganas de continuidad, han incorporado a la formación a Doug Gillard, guitarrista de bandas como “Guided by Voices” y a Martin Wenk, que se llevo la ovación del respetable por la finura de su trompeta con sordina en “80 windows” y nos hizo vibrar con el theremin en “Blankest year”, canción con la que se cerró el concierto al grito de “ Oh, fuck it! “.
El único punto negativo que le puedo poner a la banda es incluir en el show la versión que hacen del tema de Mercromina “Evolution”, por dos razones: no aporta nada y no es el estilo de la banda.
No quiero finalizar sin antes alabar a los teloneros, Waters, que con un sonido potente y empastado consiguieron de todos nosotros una reverencia al trabajo bien elaborado. Con el típico toque california que traen recuerdos a lo “Lemonheads” o “The Jeevas”, consiguen que lo complicado parezca fácil. Se metieron en el bolsillo a un público que en su mayoría no les conocía y que fue invitado por su vocalista a visitar su casa en los lejanos EEUU.
Fotos Inma Thelittle |